TAROT EN TODAS SUS FORMAS
Cursos a distancia
El tarot permite practicar la adivinación y también echar la fortuna. Sin embargo, existe una importante diferencia entre ambos conceptos.
Esta última se utiliza con el propósito de determinar lo que va a suceder teniendo en cuanta que el futuro está escrito sin variación alguna.
En cambio, la adivinación, como todo oráculo, nunca dirá aquello que sucederá, sólo nos indicará que es lo que podría ocurrir si
seguimos el camino que estamos transitando o si tomamos alguna vía distinta.
Es decir, deja espacio al libre albedrío y a la plena determinación del futuro como obra de nuestras propias manos y responsabilidad.
Por eso desarrollamos un curso para que aprendas a tirar las cartas y pruebes en casa a adivinar el destino de tus amigos y parientes.
Nada se hace de repente. Todo exige un ejercicio gradual hasta llegar al dominio pleno de un arte, una técnica, un oficio o una artesanía.
Si las profesiones en general se concretasen de la noche a la mañana, el individuo no sería un especialista sino un pobre improvisado.
La cartomancia en general impone también un género especialísimo de iniciación.
Este curso tiene ejercicios para desarrollar la intuición y clarividencia innata.
Aprenderá, también a usar la Adivinación por el Tarot de forma profesional.
A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX las cartas del tarot fueron asociadas al misticismo y a la magia.
La tradición comenzó en 1781, cuando Antoine Court de Gébelin, un clérigo suizo y francmasón, publicó «Le Monde Primitif», un estudio especulativo sobre el simbolismo religioso antiguo y sus remanentes en el mundo moderno.
De Gébelin argumentaba que el simbolismo del Tarot de Marsella representaba los misterios de Isis y Thoth. Gébelin más tarde afirmó que el nombre «tarot» venía de las palabras egipcias «tar», que significa «real» y «ro», que significa «camino», y que el tarot por lo tanto representaba un «camino real» a la sabiduría.
Gébelin arguyó estos y similares puntos de vista en forma dogmática; no presentó evidencias para sostener sus argumentos. Además, Gébelin escribió antes de que Champollion hubiera descifrado los jeroglíficos egipcios.
Los modernos egiptólogos nada encontraron en el lenguaje egipcio que sustentara las fantasiosas etimologías de Gébelin, pero estos descubrimientos llegaron demasiado tarde.
Cuando se dispuso de los auténticos textos egipcios, ya estaba firmemente establecida la identificación de las cartas del tarot con el «Libro de Thoth» egipcio en la práctica ocultista.
Aunque las cartas del tarot se usaban para predecir la fortuna en Bolonia, en el siglo XVIII, fueron publicadas originalmente como un método de adivinación por Jean-Baptiste Alliette, también llamado «Etteilla», un ocultista francés que revirtió las letras de su nombre y trabajó como adivino poco antes de la revolución Francesa.
Etteilla diseñó el primer mazo de tarot esotérico, añadiendo atribuciones astrológicas y motivos «egipcios» a varias cartas, alterando muchos de los diseños marselleses, y añadiendo significados adivinatorios en el texto de las cartas. Los mazos de Etteilla, aunque ahora eclipsados por los ilustrados de Smith y Waite y el mazo «Thoth» de Aleister Crowley, aún se encuentra disponible.
Más tarde, Marie-Anne Le Normand popularizó la adivinación y la profecía durante el reinado de Napoleón I.
Esto se debió en parte a la influencia que tuvo sobre Josefina de Beauharnais, la primera esposa de Napoleón. Sin embargo, ésta no usaba el tarot habitualmente.
El interés en el tarot para la adivinación a cargo de otros ocultistas llegó después, durante el auge de los Herméticos, de la década de 1840, en la cual (entre otros) estuvo involucrado Víctor Hugo.
La idea de las cartas como clave mística fue desarrollada posteriormente por Eliphas Lévi y pasó al mundo de habla inglesa por la Orden Hermética del Alba Dorada. Lévi, y no Etteilla, es considerado por algunos el verdadero fundador de las escuelas más contemporáneas de Tarot; su «Dogme et Ritual de la Haute Magie» de 1854 introdujo una interpretación de las cartas que las relacionaba con la Cábala. Mientras
Lévi aceptó las afirmaciones de Court de Gébelin sobre un origen egipcio de los símbolos de las cartas, rechazó las innovaciones de Eteilla y su mazo alterado y arregló en su lugar un sistema que relacionaba al tarot, especialmente al tarot de Marsella con la cábala y con los cuatro elementos de la alquimia.
Por otro lado, algunos significados adivinatorios de Etteilla todavía son usados por algunos lectores de tarot
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